Cinco minutos dan para mucho...
Suena el timbre con su dulce melodía,
¡quien lo diría! Pensarlo es pura osadía.
Mas de media clase prefería,
aprender a hacer estas monerías.
Cinco minutos que tontería,
pliego, dobla, y así seguía
cuando todos y todas lo tenían.
Al recreo con gran algarabía
y dulce alegría.
Pasa un día y otro día,
en mi mesa la torre crecía.
Solos y solas, crearían
lo que arriba usted disfrutaría.
Gracias tesoros
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